27 abril, 2015

Crossworlds

¿Se puede enamorar uno de alguien por su letra? Si, se puede. Porque la letra dice quienes somos. Nos caracteriza como personas. Así nace esta historia.
Ella se enamoró de el por su letra. Estaba en la sala de espera del dentista, con una muela malita. A su lado había un hombre haciendo un crucigrama. Ella no solía meterse en la vida de los otros, pero es que le encantaban los crucigramas. Se asomó un poquito y echó una mirada a las referencias. Símbolo químico del Berilio. Él no la sabía, era la 2-vertical y estaba vacía. Miraba con furia disimulada ese par de cuadraditos blancos, sin animarse a hablar, a decirle la respuesta. Trató de distraerse en las otras respuestas, y ahí pasó. ¡Madre mía! ¡Que letra! Era una imprenta prolija, un poco inclinada a la izquierda. Era maravillosa. Se quedó como embobada mirando esa caligrafía ejemplar, tanto que ni escuchó que la llamaban. El hombre a su lado le tocó el hombro y se despertó. Dijo algo como "creo que te están llamando" y la miró a ver si estaba bien. Se veía dulce y amable, aunque fruncía el ceño con preocupación, eso no lo hacia sino más atractivo. Ella contestó algo como "Stoi biengracia"y se fue hasta el consultorio. Después de una extracción poco delicada, salió. Tenía la esperanza entumecida, y la cara también. Esperaba vanamente que el hombre siguiera ahí. No estaba. Había dejado el crucigrama a medio acabar. Solamente le faltaba la 2-vertical. Se lo guardó en el bolso y se fue. No lo volvió a ver en su vida, pero murió enamorada del tipo ese del crucigrama que guardaba celosamente bajo su almohada.
         

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