21 diciembre, 2019

Zapatilla


Cuando llegaste eras  así de chiquitito
   chiquito como una zapatilla.
Y me llorabas acurrucado
   contra la puerta del patio.
Y te dormías en mi regazo
   soñando y moviendo las patitas.
Y me mordías los dedos
   los lápices, las medias, los cordones.

Llegaste justo justo
   justo para enseñarme
   que mi corazón no estaba
                ni tan roto
                ni tan frío
                ni tan hueco.
Me mostraste que había en mí
   mucha más fuerza
   mucha más voluntad
de la que pensaba que había.

Hoy ya no sos chiquitito
   aunque respondés al nombre de Zapatilla.
Y aun seguís llorando
   mirándome por la ventana.
Y seguís durmiéndote conmigo
   en ese huequito tras mis piernas.
Y seguís mordiéndome las cosas
   robándome las alpargatas.

Seguís llenando mi corazón
                de alegría
                de esperanza
                de orgullo
Y te sigo amando, mi príncipe.
   como cuando te encontré
   como cuando llegaste
   como cuando te robaste
                tu primera alpargata.