06 abril, 2018

T Ó P I C O S


A veces, amor mío,
     memento mori.
Muerte, llanto, lejanía.
Sabiendo que a tus ojos
     no soy más luz
     que las luminarias.

A veces, raramente,
     omnia mors aequat.
Y mi deseo
     e g o í s t a
de que algo nos una
de nuevo.

A veces, si no,
     tempus fugit.
Que se me fuye
     fluyéndome
     entre los dedos.
Sin poder quedármelo.

A veces, mi corazón,
     religió amoris.
Que elevo en una plegaria,
por si llega a oírla.
     Por si quizás me bendice
     con un reflejo de sus ojos.

A veces, los buenos días,
     vita flumen.
Sintiendo que se disuelve,
     se lava, se desvanece.
Dejando en mí
     una tibia autocomplacencia.

A veces, mi vida,
     locus amoenus.
Aire en el fondo de los pulmones.
     Susurro de lavándulas.
Sabiendo que ningún dolor
     dura más que un suspiro.

Poema publicado en Autor/


Dentro
dentro mío,
lo sé.
Mi corazón lo sabe,
y mis pulmones,
y mis dedos fríos
                que ahora escriben
                que tiptapean ruidosamente.
Todos lo saben
menos yo.
Cada parte de mí
está al tanto.
Notificada.
Y yo lucho y lucho
por no saber
por no enterarme.
Nunca, no, no quiero.
Pero quizás ahora
mis dedos reviven,
se  re bela n  un poco.
Tratando de seguir
      de s e g u i r
al corazón.
Pero no quiero,                                                                                            
quiero mirar para otro lado.
Alargar todo lo posible la espera.
Hacer que cada segundo valga el doble,
o el triple o todo lo que sea necesario para evitarlo.
No siento, no, la piel fría,
los pulmones vacíos,
los dedos tiesos,
los ojos secos,
el Silencio.
No quiero saberSentir.
Pero es la verdad
es así querida,
estás
          Mue r t a
.