En un costurero de lata
guardé mis anhelos.
Entre mis hilos de bordar
húmedos de
lágrimas
manchados de
sangre de mis dedos.
En un costurero de lata
guardé mis
sonrisas.
Y con cada puntada
repetía como un
mantra
“Mañana
vamos a vernos
vamos a vernos mañana”
Mentira tras mentira.
Puntada tras puntada.
En un costurero de lata
guardé mis hilos
de seda
y enredados entre las hebras
gurdé nuestros
sueños en pausa.
En el costurero de mi bisabuela
cajita de té
oxidada,
guardé los besos,
guardé las miradas
todo lo que
quise darte
mientras bordaba.