18 diciembre, 2014

Triste vida, carajo

Sorbió el café distraidamente. Estaba frío y rancio. Probó una de las tostadas, que estaba húmeda y blanda. Suspiró y se levantó maldiciendo su vida. No era una mala persona, pero aún así estaba en ese lugar caluroso, subterráneo, completamente abrumador. Regido por un tirano que se entetenía pinchándolos con su tenedor gigante.

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