- ¿Y vos qué haces?-
- Creo cosas-
-¿Cosas como qué?
-Historias. Historias que te llevan mas allá de este mundo, de lo bueno y lo malo; de la guerra y de la paz; de la locura y la sanidad; de Dios y del Diablo; de al tierra y el mar. Creo historias a partir de cosas en la vida real, haciendo que creas que lo que estoy diciendo es verdad. Por ejemplo, ¿ves a ese chico con la remera gris? ¿Ves la mirada vacía en sus ojos? Él esta pensando en lo bueno que sería el mundo sin ti, sin ustedes. Piensa en lo fácil que sería buscar un arma y matarlos a todos. Pero él no lo hará, porque él no tiene las agallas y le teme a la culpa. Puedes pensar que eso es bueno, pero no lo es. ¿Sabes por qué? Porque él dejará ese sentimiento dentro de el, donde se pudrirá y corroerá su alma hasta lo mas mínimo. Y así, un día, él tomará un arma y saldrá a las calles a matar, solo para ver la sangre correr como ríos y caer como cascadas. Matará a todo lo que se le cruce solo para saciar al sentimiento parásito que le absorbe la vida, que lo desintegra. Y luego, cuando vuelva la vista atrás verá todo lo que hizo y, en un acto de bondad, apuntará el cañón del arma a su boca y ¡Bam! Se volará los cesos al final de la calle regada de cadáveres-
-Ah...-
Albya se levantó de la mesa y caminó directo al chico de gris, le sonrió y se sentó a su lado.
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