16 noviembre, 2022

desarraigo

 De haber sido más fuerte, ¿mi mano contendría mi pecho ahora? Si mis falanges oxidadas se hubieran ceñido a tiempo, ¿podría mi mano haber resguardado mi mente? El dolor del pasado se filtra al presente, socava mis cimientos, destruye el poder que el tiempo le dio a mi mano. Si mi mente fuera mía, ¿mi mano hubiera sido más fuerte?, ¿podría haberme aferrado al hoy, ahora tan lejano? Si dios hubiera querido, ¿habría podido cerrar la mano? Mi futuro, en la pala, como arena se convierte en pasado. ¿Cuánta fuerza habría necesitado?, ¿habría podido retenerlo o era inevitable, ineludible, imposible de mantener encerrado? ¿Cuánto tiempo habría podido sostener el puño hasta destrozarme? De haber sido igual de fuerte, ¿aguantar no me habría despedazado? Con el pecho en la mano hoyes fácil llorar. Era fácil llorar también en el pasado. Si la Peste no hubiera sido ¿estaría ahora llorando?. ¿Será que no estaría igualmente destrozado?. El precio que pagué ya está facturado pero en mi mano vacía todavía está el peso, como si no la hubiera abierto, como si no la hubiera cerrado